5 nov 2010

Teórico 24/10/10 Profesor: Carlos Quiroga


TEÓRICO CARLOS QUIROGA
24 OCTUBRE DE 2010

Me parece que va a ser mas ameno y quizás se pueda entender un poco mejor una cuestión que es muy difícil de entender que es que a partir de Freud vamos a entender el objeto en psicoanálisis.
Esto que voy a contarles ahora lo voy a escribir y lo vamos a subir a un blog que tenemos de la cátedra. Después cuando venga María Martha vamos a poner la dirección bien, porque ahí vamos a subir material durante el año y bueno, todo como para que ustedes puedan estudiar lo suficiente.

El primer cuento comienza con un señor que se llama Layo, que derrotado política y militarmente en su ciudad, Tebas, es albergado en la casa de un vecino.

En esa época existía una ley que es la primera ley que se puede considerar  la ley fundamental de los pactos sociales entre las personas, que es la ley de hospitalidad. ¿Qué quiere decir? Que existía una categoría en la antigüedad que era el huésped. Se dice que por ese entonces invitar a comer a alguien a la casa de uno, la presencia de la comida, era la señal más segura de que uno no se iba a comer al otro. Cuando alguien era huésped, era recibido como huésped, ese lazo simbólico que se generaba entre huésped y anfitrión pasaba a ser de una importancia fundamental. Quiere decir que por ejemplo los huéspedes entre si no podían ni matarse en el campo de batalla. Es decir, que si se enfrentaban en el campo de batalla tenían que girar y seguir peleando con otro. Esta ley de la hospitalidad que es un lazo, que insisto, que nunca fue escrita,  es una de las leyes que están presentes en todas las tragedias. En toda tragedia, si uno ve con detenimiento va a ver que se ha trasgredido esa ley de hospitalidad. Por ejemplo Hécuba le confiere a un señor a su hijo menor junto con el tesoro de Troya. Una vez vencida Troya, Hécuba es llevada hasta las tierras de ese señor y advierte que este señor ha matado a este chico que le dejó a su cuidado y se ha quedado con la fortuna. Hécuba, que hasta ahí es como la insignia misma del equilibrio (le han matado hijos, le han matado hijas, ha sufrido la derrota de la ciudad), enloquece y se venga de este señor matándolo a él y a sus hijos. El punto es que ese señor que cobija a su hijo, era huésped de Hécuba. Ahí vemos rota la ley de hospitalidad.

Layo es hospedado por un señor cerca de Tebas. Layo seduce al hijo de este señor y lo rapta, lo viola y lo mata. Rompe la ley de hospitalidad y además comete semejante crimen. Por lo tanto Layo es condenado por el oráculo a morir a manos de su hijo. Es por eso que Layo decide, cuando tiene el primer hijo, eliminarlo. Entonces se lo da a un sirviente para que lo mate, y ese sirviente se apiada de ese niño y lo cuelga de los pies en un árbol para que se lo coman los lobos. Ese niño colgado de los pies, por eso es el nombre que va a tener, Edipo, que quiere decir “pies hinchados”. Bueno, lejos de que se lo coman los lobos Edipo es encontrado por una pareja real. Lo llevan a su trono y lo crían como un hijo, sin tener el tino de decirle que no era hijo de ellos
Edipo cuando ya jovenzuelo, consulta el oráculo y el oráculo le dice que va a matar a su padre y se va a esposar a su madre. Horrentado por esta noticia que le da el oráculo, Edipo parte de la ciudad en una suerte de destierro. En el cruce de caminos se encuentra a un tipo, pelea con este tipo, lo mata. Sigue camino y llega a Tebas que estaba dominada en ese momento por una peste. Resuelve el enigma de la esfinge, con eso salva al pueblo de Tebas, y el premio por salvar al pueblo de Tebas, era Yocasta, que acababa de ser viuda. Edipo esposa a Yocasta y tiene varios hijos y vivieron felices… un tiempito.
Se declara una peste nuevamente y bueno ahí Edipo se entera que es la causa de la peste porque él ha matado a su padre, Layo, a quien encuentra en este camino y se ha acostado con la madre, que es la causa de la peste de la ciudad.
Con lo cual, Edipo dice “momentito, ya vengo” y va y se arranca los ojos. No tiene ninguna duda ni ninguna vacilación al respecto.

Bueno, esta es una de las versiones que la humanidad ha dado de Edipo. Hay otra. Hay como 5, 6 versiones que por ejemplo Levi Strauss ha podido reunir y ha sacado algunos comunes denominadores, variantes, como se quiera plantear. La primer versión de el mito es la del rapto de Europa... bueno, hay varias versiones en la cuestión.

Lo que es fundamental, subrayable y esto es lo que le interesa a Freud y esto es lo más remarcable, no es tanto el cuentito de que mató al padre y se acostó con la madre, que es a lo que ha quedado aplastada toda la cuestión, sino fundamentalmente que Edipo no sabe. El no saber de Edipo es lo que más le interesa a Freud. Quiere decir que el tipo queriendo evitar el parricidio y el incesto, que viene a ser más o menos lo mismo, queriendo evitar eso, hace eso. O sea, el tipo se quiere alejar de eso, lo que el oráculo le informa, lo desorienta y él marcha y mata al padre sin saber, y se acuesta con la madre sin saber. Una vez que sabe el tipo no tiene ningún miramiento, se arranca los ojos y se va al destierro con su hija Antígona, que después va a ser la protagonista de otra tragedia que es “Antígona”.

La tragedia de Antígona sucintamente es que dos de los hermanos hijos de Edipo, pelean uno defendiendo la ciudad el otro atacando la ciudad, los dos mueren y Creonte que queda a cargo de la ciudad decide enterrar al que defiende la ciudad y no enterrar al que la atacó. Antígona se desespera ante esta situación y clama por la sepultura de su hermano. Eso termina en tragedia con la muerte de Antígona y del hijo de Creonte que era su  novio. O sea toda tragedia concluye en esta pasión.

Se puede decir que hay una trilogía en toda tragedia: hay un cadáver insepulto o la falta del rito del muerto; la venganza que toma el personaje central de la tragedia y la muerte, pero por lo general la muerte de los jóvenes. Alguna vez yo escribí y sigo pensando cuál es el cadáver insepulto en la Argentina, porque venganza y muerte de jóvenes tenemos, no? Desaparecidos, gatillo fácil, Malvinas, Cromagnon, en fin… Bueno, pero la tragedia conduce a esto, a la amor pasión, a la muerte. La comedia, no. Vieron que la comedia conduce al amor de otra manera. La mujer le dice a la amiga que seduzca al marido porque está todo el día en la computadora, el marido se enamora de la amiga… eso es la comedia. La comedia de enredos por lo general conduce al amor. La tragedia nunca conduce al amor sino que conduce a esa forma pasional del amor que es la muerte, “Romeo y Julieta”. Vieron que todo amor pasión es amor a condición de no realizarse. Nadie compraría una novela de amor con un final feliz. Lo más picante de la novela de amor es esa dimensión trágica, es imposibilidad…

Entonces en el primer cuentito tenemos el personaje central de Edipo con el cual Freud va a construir el complejo de Edipo que es ese personaje que no sabe. Que hay una determinación que lo conduce a hacer lo que hace.

Ahora les voy a contar otro cuentito.
Había un príncipe (Hamlet) en Dinamarca que sufre la desgracia de que muere el padre (el rey Hamlet).  Hamlet tiene una novia que se llama Ofelia que es realmente el objeto del deseo de Hamlet. ¿Cuál es la marca que nos indica que es verdaderamente el objeto del deseo de Hamlet? Que Ofelia es hija de un cortesano. Con lo cual no se puede sospechar que había ningún lazo de conveniencia en el sentido de algún matrimonio real sino que evidentemente Hamlet tiene a Ofelia como el objeto de su deseo. Y tiene una banda de amigos, entre  los cuales esta Laertes que es hermano de Ofelia. Hay otro, Horacio, que lo acompaña siempre.
Al poco tiempo de la muerte, se le presenta el fantasma del padre muerto a Hamlet. Y le dice que en verdad a él lo mató su hermano, Claudio. Le echó un veneno por el oído cuando él estaba durmiendo. Y este asesinato se produce, le dice el padre muerto a Hamlet, en la flor de sus pecados. Quiere decir que cuando lo matan a este hombre él estaba fuera de la gracia de Dios. No se había confesado ni tomado la comunión. Con lo cual, muere en pecado. Este asesinato es con la connivencia de Gertrudis que es la madre de Hamlet. El padre le dice que lo tiene que vengar pero que no se le ocurra sobrepasarse con Gertrudis, con la madre. Con lo cual lo deja en una situación un poco complicada al tipo. Tiene que vengar por un lado y por otro no tiene que hacer nada violento con su madre. Estas ordenes paradojales son efectivamente, Freud nos ha enseñado, de los mandatos superyoicos. Los mandatos superyoicos tiene esta estructura. Tienen la estructura de paradoja, de sin salida. No hay manera de obedecer a un mandato superyoico. Hay una figura en la literatura que es el Oxímoron, que es el modo en que se construye el mandato superyoico.
El hecho es que después del encuentro de Hamlet con Hamlet, el príncipe queda devastado. Queda devastado como sujeto porque evidentemente queda lleno de venganza, de odio, de rivalidad. A la salida del encuentro con Hamlet, se encuentra con Ofelia, la encara y produce un tremendo rechazo por Ofelia. Le dice a Ofelia que lleva en sí el germen pútrido de la femineidad, que es como todas las mujeres, interesada, maldita, y que lo mejor que puede hacer si no quiere dañar a nadie es retirarse a un convento porque no va a poder ser de otra manera que termine de en algún momento revelar su verdadera naturaleza odiosa y maldita. Evidentemente Hamlet ubica a Ofelia en el lugar de Gertrudis. Y con eso rechaza toda la dimensión de lo femenino. Hay un rechazo de lo femenino. Con eso hace un pequeño movimiento, tremendo para él y para Ofelia que es que expulsa, rechaza lo que es el objeto de su deseo. El objeto del deseo tiene una particularidad. Esa particularidad es que el objeto del deseo es la condición absoluta. ¿Qué quiere decir? Que el objeto de deseo una vez que se instala como objeto de deseo es insustituible. El objeto este del deseo que es Ofelia sostiene en Hamlet el objeto del fantasma en Hamlet, como lo puede sostener en cualquier persona. Al rechazar a Ofelia lo que hace es, esto lo voy a explicar varias veces, suena difícil, lo que hace al rechazar a Ofelia es incorporarla de nuevo al marco de su narcisismo. Quiere decir que Hamlet entra en una descomposición de su fantasma en el sentido de que el fantasma es esa dimensión que nos permite por ejemplo, entre otras cosas, mantener lo que llamamos la realidad. La realidad del ser hablante se sostiene por el fantasma en el sentido que es lo compartible con otros. Por ejemplo, cuando uno se encuentra con una chica le podría decir, en vez de decir “¿querés ser mi novia?” le podría decir “bueno, ¿por qué no compartimos el fantasma un tiempo?” Fíjense que es así porque cuando Hamlet sale del encuentro con el padre está completamente loco. Quiere decir que está alienado e identificado globalmente a ser el instrumento de la venganza de su padre. Y todo lo femenino queda en el lugar de lo maldito. Sin ser tan trágicos, por ejemplo cuando una chica después de un tiempo de seducción sale con un muchacho y llegan a la cama y después el muchacho no llama, no deja de pasarle algo parecido a lo que Hamlet ha hecho con Ofelia y esa chica puede melancolizarse porque el chico no la llama más. En vez de pensar que es una buena oportunidad para entender que se acaba de liberar de un idiota. Pero por lo general ocurre que hay una melancolización por esta cuestión. Suele ser que los muchachos que sean un poquito más o menos Hamlet pasen a considerar como un objeto de desecho a una mujer con la que han tenido relaciones. El famoso botón de la cama, que la tira,¿ no? Hay algo de ese lugar de rechazo en el que queda la mujer en ese sentido. Después vamos a ver por qué pasa eso, pero pasa. Entonces digamos que Hamlet está loco. Rechaza a Ofelia, Ofelia luego se suicida, se arroja al lago y muere. Previamente a esto que está completamente chiflado, mata al padre de Ofelia. Lo mata en una circunstancia muy particular porque Hamlet no puede matar a nadie porque es un retardado… En Dinamarca en este pasaje de Shakespeare de Hamlet el trono de los Hamlet estaba siendo amenazado por la avanzada de un señor que era Fortimbrás, que era un verdadero enemigo para el trono. Hamlet tiene que matar a alguien pero no sabe a quién matar.
Hamlet una vez tomado en esta alineación tremenda se supone que comienza el trabajo de vengar a su padre, que es matar a Claudio. Pero ocurre que nunca es el momento. Se establece lo que se llama la procrastinación. La procrastinación, en inglés procrastination, es nuestro “patear para adelante”. Un “preferiría no hacerlo” que puede tener dimensiones gravísimas y no tan graves. Se puede dar en la forma de una psicosis melancólica o la forma de la neurosis obsesiva.
Hasta acá entonces: el tipo tiene que vengar al padre. Bueno, por ejemplo, vamos a ver la primera escena, el tipo va decidido a matar a Claudio, pero Claudio está rezando. Se acaba de confesar y comulgó, entonces no lo puede matar porque lo mataría en gracia de Dios. Y el padre murió en la flor de los pecados. No son equivalentes.
Si ustedes se fijan ese equivalente o no equivalente está respecto de ser instrumento de la venganza del padre. Pongamos otra situación, que Hamlet se entera que Claudio mató al padre pero entra en juego en el cálculo de Hamlet que el heredero del trono es él. ¿No es cierto? Entonces el tipo va, lo achura a Claudio, a Gertrudis la manda al altillo, es el jefe de Dinamarca y no rechaza en absoluto a Ofelia. Y se prepara para pelear con Fortimbrás.  Esa sería la otra opción.
Algún día habría que representar a Hamlet, con el parlamento de Hamlet y que el actor de vuelta diga por ejemplo: “¿Qué se cree este viejo, que voy a echar a mi mina? Me quedo con mi mina, hago mierda al otro, me quedo con el trono y se terminó.” Podría ser la otra cara de Hamlet.
Pero Hamlet no estaba analizado, así que tenía ese problemita. Y además de no estar analizado queda en esta trampa tremenda de la situación de quedar alienado en el mandato superyoico del padre. Entonces, hay otra escena donde Hamlet va con la madre, con Gertrudis y le ordena que no se puede acostar más con Claudio, que él ya sabe como son las cosas, etc., etc., etc. A lo cual Gertrudis dice “Bueno querido, como vos digas” Y de inmediato Hamlet dice “bueno pero yo sé que ya vendrán los mimitos y los pellizcotes y…” “haz lo que quieras” El tipo encara para hacer lo que tiene que hacer y otra vez tira para atrás, procrastina, deja caer la cuestión. Así hace varias de estas pavadas, por ejemplo está toda la familia real reunida y él arma una obra de teatro, y en la obra de teatro da a entender a través de los personajes de la obra de teatro que él sabe todo lo que pasa. Pero lo da a entender con lo cual los otros se enteran de que el tipo sabe pero el tipo no lo dice. Es otra manera de la cobardía melancólica.
Hasta que hay una escena que es la escena del entierro de Ofelia. Van a enterrar a Ofelia y en el momento que ponen el cadáver en el foso – esa escena es fantástica, bueno todo Hamlet… la escena del sepulturero por ejemplo – Si yo logro que ustedes agarren Hamlet la verdad que estaría fenómeno, pero por lo menos tienen una versión oral.
En el momento en que van a poner a Ofelia en el foso Laertes, el hermano de Ofelia se abalanza sobre el cadáver, reclamando por el dolor inconmensurable como es la muerte del hermano. Ustedes saben que un hermano es insustituible. No se puede tener otro hermano. Incluso hasta se puede tener otro hijo, pero otro hermano no se puede tener. Quiere decir que es esa pérdida que está en juego. Entonces Hamlet en ese momento contra todo pronóstico, porque el tipo venía tirando para adelante todo, se pelea con Laertes y reclama por Ofelia. Es como si de pronto Ofelia, que estaba caída de ser el objeto del deseo de Hamlet, se reintegra a la dimensión del fantasma, se reintegra como objeto del deseo de Hamlet. Muy interesante esa vuelta donde esa que había sido rechazada pero conservada – porque la mandó al convento, no es que le dijo “te vas pa´ siempre” la dejó en el convento un tiempito, como quien dice “en el freezer”. Esa que está en esa dimensión de rechazo se reintegra en la escena del entierro por el reclamo de ese otro que es el hermano de Ofelia, y Ofelia vuelve a situarse como el objeto del deseo.
¿Qué es lo que pasó ahí? Lo que pasó ahí es que a Hamlet se le vuelve evidentemente imposible la recuperación de ese objeto que es Ofelia. Y con esa pérdida también se pone en juego una pérdida de Hamlet mismo.

Ustedes saben que nosotros a partir de este cuatrimestre vamos a comparar algunas cosas que dijo Freud con Lacan. Cuando uno compara dos cosas, empieza por las diferencias, no vamos a comparar dos cosas y decir que es lo mismo. Dos cosas que se comparan son diferentes. Y ahí va una primera diferencia para que entendamos que es esto del objeto en psicoanálisis. No lo digamos teóricamente nada más. Ustedes fíjense; Lacan dice en ocasión de comentar esta cuestión de Hamlet (yo hice un pequeño resumen pero Lacan se pasó medio año hablando sobre Hamlet en el Seminario 6) entonces Lacan dice que esto que dice Freud de la introyección del objeto, la forma simbólica de duelo y el trabajo de duelo está muy bien pero para que eso sea posible es necesario que el objeto se constituya en tanto que tal. Quiere decir, hay una condición previa del duelo para que el duelo se pueda constituir como duelo. Si uno le dice a un melancólico “bueno usted está así desde que murió su madre” y el melancólico dice “si, efectivamente” “usted sabe que murió su madre” “si, claro. Desde que murió mi madre yo estoy así” O sea que no se puede decir que no haya un reconocimiento de la pérdida e incluso el reconocimiento de la pérdida que lo tiene así al sujeto. Lo que no conoce el melancólico es qué de él perdió perdiendo a la madre. Hay algo que el melancólico no puede saber respecto de qué de él perdió y eso que de él perdió perdiendo a la madre no lo suelta. Porque no lo suelta no empieza el trabajo de duelo. Entonces una persona que tuvo un desencuentro amoroso de esos tremendos o que la mujer de la noche a la mañana le mostró una cara completamente extraña para él. Este hombre es una de esas personas que tenían todo respecto de su mujer, con lo cual cuando la mujer aparece con una infidelidad y diciendo que nunca lo aguantó y etc., etc. Son cosas que suceden es como si le cortaran los hilos a una marioneta y cae. El sujeto llega así, llega en estado de estupor, mantiene la cara todavía del horror del instante. Está en el instante. No hay manera de moverlo hasta que uno pueda hacer alguna cosa para moverlo pero esa persona ya después de un tiempo le dice “porque cuando yo me separé con ella” Cuando en realidad quiere decir “cuando yo me separé de ella” Entonces yo le dije “bueno, evidentemente vos sos un vacío” y me dijo “eso, me siento como una cáscara vacía” Es literal ahí la cuestión porque el hombre dice “cuando me separé con ella” evidentemente es ese algo de él, es ese algo de su narcisismo, digamos así, que él no puede sacrificar para dejar ir al objeto. Quiere decir que su falta del uno, o sea la persona que se pierde más ese trozo de uno que hay que dejar perder para que un duelo se constituya como tal. Entonces por ejemplo en la melancolía pasa lo que pasa con Hamlet. Hay una descomposición del fantasma. Hay un reintegro del objeto al marco del narcisismo y el sujeto ya no está en relación a los otros como si fueran otros. Oscar Masotta dice una frase genial, dice: “El melancólico en el otro supone un cadáver” Es como, no hay esa humanidad. Y eso se ve en el discurso melancólico. El discurso melancólico es cruel, despiadado, está en relación a una verdad sin esperanza. Digamos así, el melancólico habla con total crueldad de una verdad. Por ejemplo el melancólico dice “nos vamos a morir, nada tiene sentido, todo es una ficción” Y es verdad. Y sí. Es como impenetrable. El melancólico está tomado de esa verdad sin esperanza. Por ejemplo, si vamos a Hamlet lo vemos claro. El encuentro con el ghost, con el fantasma del padre le dice “verás que todo es mentira” Hamlet le podría cantar a Gertrudis el tango de Discépolo Yira Yira: “verás que todo es mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le importa, Gertrudis, Gertrudis”
El tipo está tomado de eso. Está tomado de esa verdad sin esperanza. Ahora, esa verdad sin esperanza proviene de esa descomposición del fantasma. Porque él rechaza el objeto de su deseo. Entonces queda girando en esa situación sin poder enganchar el deseo de nuevo. Porque el deseo es eso, con lo que el sujeto puede responder a esta verdad sin esperanza. Digamos, si no hay ninguna idealización en juego, si es verdad que nos vamos a morir, uno si se amiga con la muerte se amiga con la vida. Quiere decir, si es verdad que me voy a morir entonces no vamos a perder el tiempo. Fíjense, el suicida tiene un error importante porque el suicida se mata antes de morirse. O sea, realmente comente un error de percepción, si es verdad como él dice que se va a morir. ¿Qué pasa? ¿No quiere estar para verlo? A mi me han dicho, personas me han dicho: “yo antes de morirme, me mato” Yo he escuchado cosas extraordinarias en ese sentido. “Claro, ella tiene todo y como yo soy la amante nada, ojala el cáncer lo tuviera yo.” Yo he escuchado eso. Se escuchan cosas bastante extraordinarias cuando hay ese efecto de alienación. Entonces digamos esto, esa es la estafa en la que está el suicida. Además tiene otro problema el melancólico, que cuando se mata, mata al otro con el que está identificado. Es un error de percepción también… Freud dice una cosa extraordinaria; cuando el melancólico viene y dice que es una basura que no sirve para nada, que en verdad no tiene ganas de nada, que lo mejor es que se muera, Freud dice “lo contentaríamos con decirle que es verdad” Es cierto todo lo que dice, que es una basura, que es horrible, que no tiene ganas de nada, que quiere destrozar todo… es cierto. Ahora, no lo podemos hacer porque sabemos que cuando habla de él, habla del otro con el que está identificado. Es esa identificación global tal como Hamlet tiene cuando el encuentro con el ghost, es esa identificación global, total, que le impide esa separación. Esa separación que rechaza cuando rechaza a Ofelia. Cuando uno tiene un objeto del deseo ya hay algo que marca una separación. El otro del amor por ejemplo en este punto no es lo mismo que integrar al otro a mi narcisismo. No es que el otro es yo y yo soy el otro, sino que el otro hay ya una marca de diferencia. Por ejemplo, cuando se establece un duelo, hay el trabajo de duelo dice Freud, es un trabajo simbólico. ¿Qué quiere decir? Que uno va identificándose a rasgos de la persona amada. Esos rasgos de la persona amada ya marcan una diferenciación con el todo. Freud siempre tiene dos vías: tiene una vía de una identificación englobante, total, como la de Hamlet con el padre en este caso, o cuando Freud dice; se corresponde un tipo de elección narcisista, cuando habla del narcisismo en relación a la melancolía; y una identificación al detalle, al rasgo, que produce un descompletamiento siempre de lo total. Vamos a poner un ejemplo; cuando descubrieron las primeras pinturas entre los seres humanos encontraron unas tallas, en los huesos marcadas unas tallas, unos palotes. Es extraordinario lo que enseña eso porque uno podría creer que esas marcas por ejemplo podrían ser las marcas que realizaban en la cacería. O sea, cada golpe, una presa, podría considerarse. Ahora, lo que tiene de fantástico y esto es lo que es el rasgo unario en Freud, es que esa marca designa un uno de la cacería, pero no dice si cazó un bisonte, un perro, otro humano. No designa qué objeto es el que cazó. Sí dice “cazó uno” pero no qué objeto cazó. Entonces quiere decir que la marca, el rasgo trae el objeto, a condición de borrarlo. Hay uno, pero no dice específicamente qué uno es el de que se trata. Entonces cada vez que hay un rasgo, una identificación al rasgo, ese rasgo trae el recuerdo del otro pero lo borra en el mismo momento. Se puede decir que cuando alguien empieza a tener ciertas identificaciones eso no es patológico, es un duelo normal en el sentido de que hay elaboración. Yo siempre pongo el mismo ejemplo: hace muchísimos años cuando andaba por la calle Corrientes, me encuentro a un amigo tomando Tía María entonces le digo “¿qué hacés tomando Tía María?” “Me separé de la negra” me dice. Tremendo el momento pero estaba tomando Tía María que es lo que tomaba la mujer de la que se separó. Ese rasgo no se puede entender como patológico. Al revés, ese rasgo es tiempo de duelo y de elaboración del duelo que se va a poner en juego.

Entonces, cuando decimos el objeto se tiene que constituir en tanto que tal para que se ponga un duelo en juego, quiere decir que ese objeto está irremediablemente perdido. No es sustituible. No hay modo de sustituirlo. Si no hay esa experiencia de que no puede sustituirse ese objeto entonces no hay duelo. Cómo es que queda marcado lo imposible de ese objeto? Es por la pérdida de uno que se produce respecto de la pérdida de ese objeto. Ustedes recuerdan cuando hablábamos del objeto perdido en Freud decíamos “ese objeto nunca existió”. Recuerdan cuando hablábamos de la experiencia de satisfacción, que es una experiencia que nunca fue experiencia y mucho menos de satisfacción. Quiere decir que el objeto en Freud está perdido radicalmente. Todo lo que se dice, se dice de los sustitutos del objeto (en verdad no son sustitutos de objeto sino es lo que el objeto por perdido permite como lugar para que vayan objetos). Entonces el caso por ejemplo de Ofelia, cuando Ofelia es reclamada por Hamlet ahí hay- porque Hamlet se arroja a la tumba también junto a Laertes a pelear-  hay la pérdida de esa parte de uno que debe irse con el objeto. ¿Qué quiere decir? Que cuando muere alguien queda un agujero para uno. Queda un agujero pero no porque no está ese alguien solamente, sino porque hay algo de uno que no va a poder ser nunca más. Será otra cosa, pero nunca eso y en la medida en que eso es nunca eso es que podrá haber otra cosa. Pero otra cosa, no es que la sustituye. Es otra cosa. ¿Se entiende esto? Es una cosa muy difícil de entender.

Quiere decir que cuando Lacan critica la cuestión del análisis de la relación de objeto, está criticando justamente a que se quiere reducir la práctica del análisis a una práctica melancólica, porque es entender que el otro es nada más que el reflejo de lo que es uno. Y el análisis es la reeducación en el sentido de que yo analizo a alguien, imagínense, ese alguien tiene que constituirse en relación a cuál es mi ideal, lo estoy tomando al otro como el otro de mi espejo. No es que el otro es otro en su diferencial radical. Ese otro en la diferencia radical es cuando Hamlet reclama por Ofelia como SU muerta. Piensen esto; todos nosotros tarde o temprano tenemos nuestros muertos. ¿Qué quiere decir? Que hay personas que hayan muerto alrededor de uno es posible. Que eso nos haya producido tristeza y desasosiego también, pero eso no quiere decir que todas las personas que murieron sean nuestros muertos porque el duelo se hace respecto de sólo algunas personas. No de todas las personas por más queridas que sean. Quiere decir entonces que hay un compromiso libidinal respecto de esa persona en particular que exige una tarea de duelo. La pérdida de ese objeto, en tanto ese objeto queda constituido en tanto tal.

¿Qué quiere decir Lacan con ese “en tanto tal”? En tanto perdido radicalmente e imposible de ser sustituido. Vamos a decir, el objeto del que se trata es un objeto más allá del objeto. Es un objeto más allá del objeto como mi doble especular. Es un objeto que se constituye en ese más allá. Ese objeto delega a lo real su condición de imposible. El objeto es imposible. De hecho es un objeto perdido que nunca estuvo, con lo cual tiene esa dimensión de imposible. No de inalcanzable, inabarcable, porque eso estaría del lado de la impotencia. Como el que dice: “Yo no le hablo a esa mujer, porque esa mujer a mí no me va a dar bola” Eso es una idea, la más de las veces neurótica, porque pasa lo contrario. Yo tenía un amigo cuando éramos pibes que decía “Carlitos, rajemos que dan bola” Partía de que era imposible que el se levante a una mina y de pronto me decía “Carlitos, rajemos que dan bola” Es decir que cuando era posible, el tipo rajaba. No hay que confundir lo que es lo imposible con la impotencia. La más de las veces creemos que es imposible algo que es una impotencia de uno. Y también existe lo contrario. A veces nos tratamos de impotentes cuando se trata de algo imposible.

A lo real, el objeto le debe esa categoría de imposible. A lo simbólico, le debe su carácter de agujero en lo real (ahora vamos a ver lo que quiere decir eso). Y al imaginario la posibilidad de su brillo fálico.
¿Qué quiere decir que le debe a lo simbólico el carácter de agujero en lo real? No hay agujero en lo real que no sea por lo simbólico. El agujero en lo real se le debe a lo simbólico, todo lo que empiece con falta es por lo simbólico. Porque a lo real no le falta nada para ser real. Cuando algo falta es porque hay una ley simbólica que determina que debería haber. Masotta ponía un ejemplo que yo siempre repito que es: si yo voy por la superficie lunar, si voy relatando a la tierra, digo, entro en una depresión geográfica, no digo falta una montaña. Yo digo que falta una montaña si hay una ley que dice que debería haber una. O sea a lo real no le falta nada. Si falta es por esa dimensión simbólica, es porque hay una ley que determina eso. En una estantería de libros, que están todos los libros y falta uno, al real de eso no le falta nada, falta porque la ley determinaría que tendrían que estar todos los libros. Es por lo simbólico que hay una falta.  Por ejemplo, ustedes saben perfectamente, porque lo han estudiado la organización genital infantil es “todo ser vivo tiene pene”. Entonces hay algunos que no lo tienen. Entonce según el niño están los varoncitos y los varoncitos castrados. Ahora, eso es bajo la organización genital infantil y la ley regida por el falo porque a la  nena no le falta pene. A la mujer no le falta pene. La falta va a estar determinada siempre por lo simbólico. Entonces todo lo que empiece con falta está determinado por esto.
Fíjense, les voy a contar el cuento de otro personaje. Ustedes habrán escuchado hablar de Robinson Crusoe. Un náufrago, queda en una isla. Un día está dando vueltas por ahí y ve una marca en la arena. Supongamos que el tipo ve la marca en la arena y se da cuenta que no es una marca geográfica sino que es algo producido por algo. Ahí tienen claramente lo que es un rasgo, hay algo producido por algo o por alguien pero no tenemos el algo y el alguien que lo ha producido. Vuelve a pasar al ratito y nota que esa marca en la arena está borrada, entonces el tipo dice “ah, se trata de un humano”. ¿Por qué? Porque solamente un humano podría, y ahí si, sustituirse imaginariamente a Robinson y querer borrar la huella. Solamente alguien que es un humano podría hacer esa vuelta, de borrar la huella suponiendo la existencia de otro humano. Si uno pone un palito ahí donde está la borradura de la huella, ahí tenemos un significante. ¿Qué es un significante? Eso. Lo que representa a un sujeto - que luego sabremos que se llama Viernes - para otro significante que se llama Robinson. ¿Ven el proceso? A lo real no le falta nada. Nadie podría haber visto esa marca en la arena como una marca si no se tratara de un humano. Es por lo simbólico que va a estar esa marca. El borramiento de la marca hace a la suposición de la existencia de un humano. Si ponemos un palito ahí tenemos un significante que representa a un sujeto (Viernes en este caso) para otro significante (Robinson). Entonces, el agujero en lo real es efecto del simbólico. Se dice por ejemplo que en el caso de la psicosis está afectado por la forclusión del nombre del padre. Ahí hay una suerte de líos que se arman. La forclusión es un término sacado del derecho. Habrán visto alguna serie de abogados que se dice “no ha lugar” “que se borre en acta” Es que eso que dijo el fiscal,  el defensor o el testigo es como si no hubiera existido. Nunca existió. Se borra de actas. Quiere decir que no se inscribe. Eso quiere decir forclusión. La no inscripción. Se dice que la forclusión es del nombre del padre. Ahora, esto se confunde con el patronímico, pero resulta ser que uno va al Borda y a un psicótico le dice “Pérez” y el psicótico se da vuelta, así que el tipo sabe que se llama Pérez. Es como el melancólico que sabe que se murió la madre. O sea, ¿qué es lo que es la forclusión en ese punto? Hay una película que se llama “Paris, Texas”: al protagonista le van a presentar al hijo que no ve desde que nació, de chico. Entonces en un momento están en un departamento y el tipo está ojeando una revista y le preguntan “¿qué estás haciendo?” “Viendo cómo es un padre” dice. Esa es la situación. Quiere decir que lo que no está inscripto, lo que está forcluído, de lo que no hay inscripción es el sentido de la palabra padre. Como el poeta que dice “digo el sentido de la palabra amigo” Es el conjunto de relaciones que el significante padre pone en ejecución. Eso es lo que está fuera. Porque si a un psicótico uno le dice “¿vos sabes que es un padre en términos generales?” y el tipo sabe perfectamente qué es un padre, no es que le falta código. Eso no es lo que falta, lo que faltan son las conexiones que hacen a las relaciones de necesariedad para cierto significantes. Nosotros no tenemos muchos significantes que nos pongan en tareas. Son reducidos. Padre, madre, hermano, hombre, mujer. Son algunos significantes que nos ponen en tarea. Nos exigen una tarea. Por eso alguna vez sucede que si alguien va a ser padre, se brote. Y hasta ahí esa persona se manejaba normalmente en la vida. De pronto inopinadamente va a ser padre y se re chifla. Todos nos chiflamos un poquito cuando nos toca eso, a mí me tocó cuatro veces y sobreviví, pero sobreviví, nada más. Nadie está lo suficientemente armadito respecto de esos significantes. Pero en el caso de la psicosis se trata de la forclusión de eso. Un día un paciente me decía que le había dicho al hijo – no llega a ser una forclusión pero es muy interesante – que estaba totalmente azorado porque el iba con el hijo y venia la ex mujer con la nueva pareja y le dice “ahí vienen tus padres”. Ahí hay algo de este rechazo, el tipo cae en la cuenta, tiene cierta relación con el inconsciente y puede retomarlo, pero… Esa sería la cuestión. Hay algo que no está del sentido de la palabra, pero no de la significación sino de lo sentido de la palabra. Eso es lo que pasa muchas veces en ciertas transmisiones. Vieron que hay personas que hablan con si fueran aparatos de lenguaje. Hay casos de psicosis donde es claro que el sujeto habla de una manera como si se tratara de un grabador o de una radio y no le escuchas el alma al asunto, no hay carne al hueso, está toda la transmisión sin que esté eso. Esa sería la forclusión. Ustedes saben que la forclusión es un agujero en lo simbólico que llama a lo real. Quiere decir, lo que es rechazado en lo simbólico, lo que es agujero en lo simbólico retorna de lo real en modo de alucinación, fundamentalmente verbal. Ahora, en el caso del duelo cuando se puede producir un agujero en lo real, eso llama a lo simbólico. O sea que es exactamente al revés. Lo que es un agujero en lo simbólico llama a lo real que retorna como alucinación y en el caso del duelo lo que es un agujero en lo real cuando se produce como agujero en lo real, por eso la condición previa que les decía antes, llama a lo simbólico.
Para que una pérdida se inscriba como pérdida esa pérdida tiene que ser radical, para que sea radical tiene que ser irrecuperable, insustituible, no hay modo. Eso es lo que organizaría un agujero en lo real. Eso llama al simbólico. Llama al trabajo de duelo. A hablar de eso, a dar vuelta sobre la cuestión, a volver a los mismos lugares y a encontrarse con la misma imposibilidad, una y otra vez hasta que se desgasta el asunto y queda en una situación pacífica. Pero hace falta que el objeto quede radicalmente perdido. Y para que quede radicalmente perdido algo de uno se tiene que ir con el objeto. Todo animal es pasible de sacrificio pero el humano es el único que puede sacrificar. Bueno, está el sacrificio melancólico y está el sacrificio de esa parte de uno que saca a uno de la melancolía. Fíjense en el caso de melancólico, hay descomposición del fantasma porque el sujeto queda atrapado en su narcisismo pero, en el caso del melancólico el sacrificio es realmente global. La muerte llama la muerte. “Me separé con ella” o claramente las esquelas de muchos suicidas que ponen “ya pronto me encontraré con vos” “fulanito, ya pronto me encontraré con vos donde estés” Eso es que la muerte llama la muerte. No hay en este punto el sacrificio de algo de uno para entonces realizar el duelo. El sacrificio es de uno mismo. Bueno, eso pasaba mucho en la época que desaparecía gente en este país. Muchos de los amigos venían al análisis o hablar con uno o con otros y la cuestión esta de la culpa de estar vivo era muy fuerte en el sentido del llamado de los compañeros. Era el llamado de los compañeros. Ahí la muerte llama la muerte. Era muy difícil el trabajo en relación  a no salir para adelante y hacerse matar. Es este el asunto. La muerte llama la muerte, en el caso de la melancolía.
Entonces el objeto irremediablemente perdido es este agujero en lo real que es lo que va a permitir el trabajo de duelo y al imaginario le debe el brillo fálico.
Ah! Me olvidaba de decir esto: Hamlet está en la habitación con la madre, se vuelve loco, saca la espada y empieza a matar un bulto que hay detrás de la cortina, y con eso lo mata a Polonio, que era el padre de Ofelia. Que también lo mata sin saber lo que mataba. Nunca es directo el asunto. El único momento en que es directo es cuando reclama por Ofelia en la tumba. Volvamos sobre Ofelia. Ofelia había quedado rechazada, denostada.  Pero en el momento que él reclama, vuelve a ser objeto en el deseo de Hamlet, recobra su brillo fálico. Es objeto en el deseo. Quiere decir que se revaloriza. Sin ser tan dramáticos con Hamlet, volvamos al ejemplo de la chica a la que no la llaman por teléfono después. Le corta la pelota, aparece con otro y el tipo la vuelve a buscar. Es esto lo que pasa, la vuelve a buscar porque esa misma mujer que acababa de ser rechazada al ser reclamada por otro se revaloriza, vuelve a ocupar el lugar de ese brillo fálico. Así que cuando les pase eso, ya saben lo que tienen que hacer (Risas). En vez de melancolizarse y llorar, salen divinas con un tipo cerca del otro y se terminó el problema. Vamos a ser menos dramáticos que eso, el chico está jugando con el camioncito, de pronto aparece un vecino, agarra el camioncito y el pibe le rompe la jeta. Es esta estructura. Es la estructura misma de esta divina condición humana que llevamos  adelante. Entonces ven estas tres dimensiones, lo real, lo simbólico, lo imaginario.
En las Fichas de Cátedra están bien delimitados estos registros, de real, simbólico e imaginario. Entonces, vamos a ir al esquema, que es el esquema que nos va a ocupar todo este año, que seguramente ya en los prácticos tendrán noticias de esto y demás. Después vamos a ir a las categorías de la falta, pero podríamos ya vislumbrar una de las categorías de la falta que hoy estuvo todo el tiempo presente, que es la categoría de la privación. En el caso de Hamlet justamente no opera la privación de la madre. Pero fíjense qué interesante en relación a porqué no se le constituye a Hamlet el objeto de duelo previo al trabajo de duelo. Entre el servicio servido en el funeral del padre de Hamlet y el casamiento de Gertrudis con Claudio hay una continuidad. O sea con los mismos canapés y sanguchitos que sirvieron en el velorio del padre, armaron a la mañana siguiente el casorio. Uno es en negro y el otro es en blanco. Pero hay una continuidad. Es ahí que Hamlet dice la famosa frase “economía Horacio, economía” porque Hamlet también se inscribe en un pasaje que va de la lógica política y económica del Medioevo a la época del renacimiento en el sentido de Maquiavelo. El tiempo se le fue al demonio. Entonces el genio de Shakespeare plasma en la cuestión este asunto. Entonces Hamlet le dice “economía Horacio, economía” Es lo que después Clinton le dijo a uno en una conferencia. Le dijo “economía estúpido, economía” Clinton será lo que será pero es un hombre culto.
¿Qué quiere decir? Que entre lo que pasa en el velorio y lo que pasa en el casamiento a Hamlet se le arrebata el tiempo del duelo, se le arrebata el rito. Por eso lo de cadáver insepulto. El rito funerario es lo más antiguo que tenemos de la especie humana. Se dice de la existencia humana desde la aparición de lo tumulus, que son unos pequeños amontonamiento de tierra así nomás para tapar al muerto. O sea que el rito funerario y la prohibición del incesto son las dos leyes no escritas fundamentales de todo el lazo social. Ahora el rito qué tiene de particular, que es básicamente social. No hay rito privado. El rito requiere de presencia de otros. Por eso la frase esa “te acompaño en el sentimiento”, está desgastada pero es una de las mejores frases respecto de un duelo. Te acompaño, es cierto. Es eso. Es el hecho de que nos reunimos y nuestra reunión deja vacío el lugar del muerto. Es el modo de vaciar la tumba. No dejarla llena. Es una privación. El rito es la puesta en escena social de la privación. Cuando no hay rito funerario hay muchos problemas. Porque hay una situación que no permite comenzar el duelo. Entonces más de una vez me ha tocado en el curso de un análisis que una persona realice un duelo en algún momento cuando no lo realizó. Ir con una plaquita, dedicar un libro, poner unas flores en algún lado, hacer algo con otros como para dejar la marca. Ustedes fíjense la desesperación que es los desaparecidos. Imagínense. Es inimaginable pero quiero decir, ese es el problema donde la sociedad argentina está tratando en todos estos años de elaborar este horror. ¿Por qué hablan ahora? Quiere decir que la gente habla cuando puede, de la manera que puede y cuando se le da lugar a que hable. Hay distintos estatutos del duelo; el juicio a la Junta fue uno, hay distintos momentos que se van a ir sucediendo porque los pueblos tardan siglos en elaborar estas cosas. Entonces hay momentos, ahora hay una avanzada sobre eso, seguro va a haber un retroceso, en fin. Son estos momentos pero en verdad la cuestión de la falta de sepultura se está haciendo como elaboración en la medida de hacerlo social. Que se sepa la verdad. Esa es una situación fundamental de lo que es el funcionamiento del rito. Entonces, cuando el rito no está es que no hay una sanción social sobre la pérdida y es fundamental la sanción social sobre la pérdida. A nosotros ¿qué nos asegura que esto que está pasando en este momento no es un sueño, de alguien que está soñando que soñaba esto?. Hay un chino que hace una poesía que dice, qué nos hace pensar que no somos una mariposa que sueña una mariposa que sueña que es una mariposa. O sea en el mundo que nosotros vivimos, por el lenguaje, necesitamos del testigo, por eso ponemos testigos. Por ejemplo, vamos a casarnos y ponemos testigos. Es tan ridículo que no podemos creer lo que estamos haciendo. (Risas)
El testigo tiene esta sanción, que es la función de Laertes cuando se arroja sobre el cuerpo de Ofelia. Tiene esa sanción. Es el gesto del otro lo que dice que eso está irremediablemente perdido. Entonces, el rito tiene esa función de sanción. Gertrudis, lo que hace es negar a Hamlet, su hijo, la sanción de la pérdida porque es como si no hubiera perdido nada muriendo el marido (el padre de Hamlet) pasando de un oficio al otro con esa velocidad. Esto es un motivo de mucho enloquecimiento con las separaciones, cuando el otro no muestra ningún registro de haber perdido algo habiéndolo perdido a uno. Esto produce un efecto de enloquecimiento en mucha gente. Hay que laburar con eso porque evidentemente hay un punto en donde es como si no hubiera existido nada de lo que pasó. No hay una sanción por el dolor en relación a que uno al otro le hizo falta alguna vez. Entonces eso es, el que nos pone en un trabajo de duelo por lo general es alguien no que nos hizo falta a nosotros. Es fundamentalmente alguien a quien uno le hizo falta. Ahí está el punto donde entonces es exigible la pérdida narcisista.
Uno puede pensar que mucha gente a uno le hace falta o se produce una falta pero uno encuentra un lugar cuando le hace falta al otro. La gente que se pone en un laburo de duelo es porque se rompe algo – no hace falta que se muera – porque algo no va más. Pero es alguien a quien alguien le hizo falta, le hizo una falta. Yo he visto tener que hacer un duelo por la nana que crió a una persona que no tiene esa exigencia respecto de la madre, porque la nana ocupó el lugar de para quien esa mujer le hizo falta de niña, por el cariño, por la necesidad de estar con ella, por enseñar, por las cosas que movía en la nana esa niña de chica que era prácticamente abandonada por la madre.
Gertrudis en verdad no muestra ninguna marca respecto de haber perdido algo perdiendo a Hamlet (padre) El hijo queda enganchado en eso, sin el tiempo de comprender. ¿Vieron cuando yo les dije que las personas que llegan de esta manera cuando se encuentran con esa cara del otro, esa cara siniestra, vienen como en ese instante? Llevan en el rostro ese instante. Es por eso, porque no pueden pasar al tiempo de comprender. Están captados en ese instante. Eso es lo que se puede decir traumático. Es ese punto de incomprensibilidad que hace que el sujeto quede girando en relación a ese instante sin que algo, una pequeña pérdida, pueda empezar a tramitar el tiempo de comprender. El tiempo de comprender es con otros. No hay manera de que no sea con otros, por eso el aislamiento melancólico, evidentemente rechaza los otros porque está conservando el objeto. Fíjense los efectos que hay de la descomposición del fantasma. Cuando por ejemplo hablamos de lo siniestro, lo siniestro no es una formación del inconsciente. Nosotros ya sabemos que la formación del inconsciente son los sueños, los chistes, los actos fallidos. Lo siniestro, por ejemplo Freud entra a un tren y dice “qué viejo asqueroso” y era él reflejado en un espejo. Ese es un efecto de siniestro. Ese efecto de siniestro no es una formación del inconsciente sino que es lo que retorna de la descomposición de la realidad, de la descomposición del fantasma. Algo aparece sin ese velo que restituye de nuevo la realidad. O sea que lo siniestro siempre va a estar indicando esta vacilación del fantasma. Entonces, en este esquema (el esquema Lambda) nosotros tenemos cuatro puntos. En todos los esquemas, grafos, nudos, superficies de Lacan siempre van a ver 4 puntos. Cuatro es el número de Lacan. El 4 es un número muy interesante. ¿Por qué es necesario para la estructura? Porque fíjense que si la estructura necesita del tres – para que haya estructura tiene que haber 3 – hace falta el 4 porque yo desde el tres veo 2. Necesito el 4 para ver 3. Desde el lugar de hijo veo papá y mamá. Pero para ver papá, mamá, hijo necesito el cuarto lugar. Ese cuarto lugar es el lugar de la falta al cual yo me puedo trasladar, si funciona la falta. Después vamos a verlo bien en los teóricos que vienen.
Son 4 lugares.  Esos lugares están en relación a dos ejes. El eje a-a´ que ven ahí dibujado en el pizarrón y en la ficha 1, ahí podemos ubicar todo lo que hemos aprendido del narcisismo. Que es el eje que vamos a llamar imaginario. Ustedes recuerdan que nosotros hablábamos del narcisismo en relación a ese nuevo acto psíquico, a la imagen del otro, a la imagen del espejo, más allá del principio del placer… todas esas cosas que vimos sobre introducción del narcisismo, todo eso se puede ubicar en el eje imaginario de a, a ´. Eso es lo que se llama la comunicación. Cuando yo le hablo al otro le hablo al otro sosteniendo mi narcisismo. Por eso es muy difícil hablar en público porque el otro se desvanece un poquito. Una de las recomendaciones que siempre me han dado los maestros más viejos es “hablale a alguien, elegí del público alguien y hablá” A mí nunca me salió, pero hay públicos más amables que otros, hay públicos que te miran asustados, aterrados, esperando la nota (Risas) Hay veces que me toca a mi tocar música y eso es más amable, sobre todo porque estoy detrás de la batería (Risas), pero cuando uno está hablando hay públicos que son más amables, que te cabecean, que se sonríen, que sino entienden te dice “profe” o “che…”. Si no pasa eso, se produce un corte abierto. Se hace una cosa devoradora. Entonces vos estás hablando y tenés que mantener el hilo de lo que estás diciendo y además teniendo en cuenta al otro de un modo que el otro no te está teniendo en cuenta a vos. Porque el otro se pone como “acá estoy para que me diviertas, me enseñes, no pienso ayudarte en absoluto, te voy dejar consumirte ahí…” (Risas)
En el medio de eso uno está hablando y se olvida – sobre todo como yo que no anoto casi nada – entonces está hablando y piensa “¿qué iba a decir que me olvidé?” pasan estos fenómenos cuando uno no puede asegurarse al otro. ¿Qué quiere decir? Que el narcisismo, en el sentido – como el colesterol que hay del bueno y del malo- del buen narcisismo, en el sentido que uno se apoya en algo para hablar, requiere de ese otro que te cabecea, entonces uno habla y dice lo que dice y cree que dice lo que dice cuando lo dice y cuando dice lo que dice cree que existe. Cuando uno habla, ¿para qué habla? Uno habla para existir. Ahora, el problema es que nosotros no tenemos modo de definirnos por las palabras. Las palabras siempre van en retraso respecto de las cosas. Eso es lo que podemos considerar real para el ser humano. Para el ser humano lo real es que no tiene modo de definirse. Cuando uno dice “soy el que soy” ¿Quién es? Dios es el que dice “soy el que soy” yo puedo decir “yo soy lo que soy” como la canción de Sandra… dice “soy lo que soy” pero ahí quiere decir que ella es lesbiana, no es que quiere decir el ser de ella, sino su posición respecto de su elección sexual, que está fenómeno, soy eso y no le debo nada a nadie por eso, fenómeno, genial, pero no está definiendo el ser con esa cuestión, porque es imposible definir el ser para el ser humano. El ser humano cuando quiere definir el ser tiene que usar la palabra ser. Entonces es un lío “yo soy lo que diga” te obliga a usar la palabra ser de nuevo. Así que ahí está el punto en donde se nos diluye… si yo les digo a cualquiera de ustedes “bueno, definite”, empezás a decir cosas comunes, elementalísimas que no van a definir – como decía antes – en el sentido de la palabra (como el sentido de la palabra amigo). En el sentido va a haber algo que no vas a poder hacer. Eso es lo más real para el ser humano. Por eso el amor es real. Cuando vos le decís al amado “che, vos sos muy amado por ese” “si, si” “y por qué?”. Después vas al otro “che, pero vos amás mucho a ese” “si, si” “y por qué?” quiere decir que no se puede definir ni el amante ni el amado. Por eso el diálogo entre enamorados es tremendo: “¿me querés? “si” “y ¿por qué?” “pero ¿en serio?” “mucho” “¿Y vos?” “yo también” “y por qué?” “no sé, pero te quiero” “ah bueno,¿ pero no me podes decir algo, algo, solamente algo, algo que diga por qué me querés?” “y no sé… porque sos muy buena” (Risas)
Todo eso es un agujero infinito. Por eso la gente grande cuando se enamora llama a los amigos. Nosotros tenemos un grupo de ayuda de enamorados. Cuando uno se enamora llama a los muchachos y nos juntamos; “pará, dame la llave de la casa, las escrituras, la tarjeta de crédito” porque ahí se pueden hacer cosas irremediables. Bueno, Freud dice que es un estado psicótico del ser. Hay que tener piedad por los amigos que están así. Entonces lo alejamos de la pileta… le sacamos la llave del auto… (Risas)
Exactamente, es ese agujero, que se dice corazón. Entonces cuando nosotros planteamos el eje imaginario planteamos esa dimensión que nos reímos pero es esta dimensión. Es esta situación donde el yo es otro. Ahora bien, supónganse que yo estoy hablando con un amigo, entonces le digo… voy a poner un ejemplo que lo pongo siempre porque es un amigo mío, un maestro que ya no está así que siempre tengo buenos recuerdos, homenajes, es lindo. Uno está hablando con alguien y dice “Me voy de caza” y entonces el otro dice “¿te separás de nuevo?” y vos le decís “No. Me voy a cazar pajaritos” porque hay un homofonía ahí casa-caza. Nosotros no decimos caza pronunciando la z… entonces se produce un mal entendido ahí. Ahora, ese mal entendido puede subsanarse de inmediato, uno puede decir “no, me voy a cazar pajaritos” y listo y sigue la ronda. Ahora, si ese mal entendido me toca a mí en una verdad, de inmediato y le voy a decir “che pero vos por qué me decís? Me ves mal?” hay una demanda que uno va a realizarle al otro. Quiere decir que esta vertiente, esta relación imaginaria se ha roto por un instante. Quiere decir que el que está en ese lugar no sabe qué hacer con eso, puede decir “no, entendí mal” ahora si el que recibe esa demanda sabe hacer otra cosa con eso puede ser que ahí comience un análisis. En el sentido de que ese malentendido, esa dimensión de malentendido va a poner en relación al sujeto con su inconsciente. Va a empezar a establecer una relación con el inconsciente.
Esa relación con el inconsciente la vamos a tener en el otro eje,    que va del sujeto al A. Usamos la anotación en francés (Autre: Otro).
Voy a definir los lugares sencillamente porque ya se hizo un poco tarde.
El A – todo esto está en la Ficha – el lugar del Gran Otro es una anotación que está en la filosofía para establecer una alteridad del yo, una alteridad que no sea la alteridad de lo que llamamos lo semejante. Una alteridad más radical. Esa alteridad más radical que en Hegel es el Saber, Lacan dice que es el lenguaje. Quiere decir, no la lengua, el castellano por ejemplo, sino el lenguaje. ¿Qué quiere decir? Que es el lugar de la palabra. El sujeto nace al mundo desprendiéndose de este lugar del Gran Otro con lo cual nuestra estructura dialogal, nuestro diálogo permanente – no se asusten con esto, pero pasa así y no es problema – es con ese Gran Otro. Los otros están más o menos….
Por ejemplo, uno decía “bueno che cuando pero el tipo está cantando en la ducha, no hay un Gran Otro” si claro. Esa es la dimensión. Ustedes tendrán la experiencia, durante el día piensan, mantienen diálogos, expresan pensamientos anticipatorios, en fin…Hay una estructura de diálogo que es con esta dimensión, esta dimensión de el Gran Otro. Es en este lugar que Lacan va a situar por esta época de su enseñanza, el inconsciente. No es que el inconsciente es el Gran Otro. Sino, es la relación del sujeto a este lugar donde va a alojarse una verdad para este sujeto. Esta comunicación del sujeto – lo que es el sujeto en psicoanálisis- a el Gran Otro es lo que permite a esta altura de lo que dice Lacan, lo que permite esta posibilidad de establecer una palabra plena. Lacan va a dejar esto después, pero a nosotros nos sirve muchísimo.

Pregunta: ¿Ahí en este Gran Otro estaría en analista?

Muy bien. El analista va al lugar del Gran Otro y es fundamental que no se lo crea.

Pregunta: ¿Cómo hace para no creérselo?

Porque se analizó. Porque ya sabe a lo que ha quedado reducido su analista. Si fue un analista. Si el analista que está en el lugar del analista fue un analista ya sabe al resto inmundo al que quedó reducido. Con lo cual sabe que ese es su destino si hace bien las cosas. Pero de entrada, efectivamente sí, el analista va a ese lugar del Gran Otro y es necesario que el analista sepa hacer las cosas para no encarnar ese Gran Otro. Si el analista encarna el Gran Otro entonces estamos  en la perversión. Si el analista encarna el Gran Otro es una cosa perversa en el sentido no moral porque este Gran Otro no existe en tanto que completo. Cuando uno se analiza efectivamente recurre a su analista hasta que no recurre más. Cuando uno termina el análisis, ¿qué quiere decir? Que sabe que no hay nadie más a quien recurrir. No es que me peleo con mi mujer o tengo algún problema y tengo que llamar a mi analista. Ya no hay nada que hacer. Uno de pronto creció y sabe que está solo. Que nació solo y se va a morir solo. Esto es lo que le permite estar con otros, pero no anda más recurriendo a esa instancia, lo cual se puede hacer seguramente, muchas de las veces, una vez que se pasó por ahí. Quiere decir, yo tengo un amigo que me criticaba “pero vos sos muy afrancesado” porque soy lacaniano, pero yo estuve en Francia, entonces le decía que está bueno dejar de ser afrancesado después de haber pasado por Francia, no antes. Hay que pasar por ciertas cosas para poder llegar a esta cuestión.

Pregunta: Usted pasó por un análisis para poder estar en ese lugar porque sino cuando está analizando estaría por ahí comprendiendo al otro y no se trata de que usted lo comprenda, no?

Exacto. Ni se trata de que mi ideal sea el ideal que tiene que seguir el otro, ni que el modo en que yo me las arreglé para elegir mi posición sexual tenga que ser la que el otro tenga que tener, ni le tengo que enseñar cuál es el buen goce, ni muchas de esas cosas. Yo lo tengo que acompañar. El analista después se vuelve un compañero. Un amigo en el sentido más radical de la amistad. Porque el amigo no es el que te dice todo que sí, el amigo es al revés. Uno acompaña ese trayecto, que es el trayecto de constatar la inexistencia de este lugar idealizado, omnipotente. Para poder hacer esto, para poder encontrar que el sujeto pueda hablar en un sentido pleno, en un sentido de estar implicado él como sujeto, hacen falta varias vueltas por acá. Ahora si nosotros pensamos que el análisis está planteado en los términos de la comunicación entre a y a ´, si está toda esta cuestión de la relación del objeto entendiendo que el objeto no es todo esto que les dije hoy sino que el objeto se confunde con el otro, con el semejante, evidentemente la resistencia al análisis va a ser este eje mismo. Si yo analizo la relación de objeto pensando que el objeto es el otro como la imagen del espejo, entonces sí voy a favorecer a la resistencia. Cuando uno está analizando puede favorecer a la resistencia. Por eso Lacan llega a decir que cuando se presenta la resistencia es siempre resistencia del analista. Hay algo que el analista no puede hacer respecto de sacar su yo de ahí. El analista lo que tiene que hacer  es sacar su yo de ahí y permitir entonces la mayor relación, la mayor comunicación del sujeto con el inconsciente.
La comunicación del inconsciente ya sabemos que es las formaciones del inconsciente. Cuando un sujeto dice algo que lo implica. Por esta época, Lacan dice: cuando el sujeto al comienzo del análisis habla de nosotros, del analista, habla de él. Y cuando habla de él habla de nosotros. Se entiende en esta reflexividad misma. Solo cuando el analizante nos habla de él a nosotros podemos decir que está a tiempo. Esa es la vuelta que hay que pescar. Pero vamos a ir usando este esquema, las categorías de la falta y sobretodo poniendo a Juanito en este esquema para ver cómo esto funciona.

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